Cuando vives sin creer, sin confiar en ti y confiar en la vida, estás viviendo desde la duda. Y lo que pasa cuando dudas, es que estás dejando de vivir.
Porque la duda te paraliza, te lleva al camino del miedo. La duda te lleva a no tener fe y a vivir una vida en la que te falta el amor, te falta certeza y tu vida se llena de preocupación.
Si te das cuenta y miras a la gente de tu alrededor con la que te cruzas cada día. Mira sus caras, fíjate como actúan. Como actuamos la mayoría: vivimos sin fe, no creemos, tenemos miedo, estamos perdidos. Estamos continuamente luchando en busca de que alguien nos salve.
Estamos preocupados y pensamos, ¿ y qué será de mi mañana?, ¿ y si no lo consigo?, ¿ y si sale mal?. Y cuando nos hacemos estas preguntas, lo que pasa es que hemos dejado de creer y no tenemos fe.
No creemos en nosotros y por supuesto, no creemos en la vida. No conocemos que nuestra alma, nuestra sabiduría, esa inteligencia que está en todos nosotros, es sabia. Que nuestra sabiduría conoce el camino y hay certeza en que todo está ocurriendo por nuestro mayor bien.
Así que para dejar de vivir con dudas, tienes que empezar a confiar. Conectarte contigo y con tu poder interior, con tu fuerza y tu alma. Tener fe es confiar en la vida y en que todo lo que está pasando en tu vida te hace crecer, te hace evolucionar y hace que seas más sabio.
Confiar es saber que no estás solo, que tu fuerza interior o Dios (llámalo como quieras), está contigo y todo el tiempo te está guiando. Tener fe es tener certeza, es ver lo que Dios ve pero que tú todavía no eres capaz de ver.
Y créeme que yo me he sentido y me siento a veces confundida, pero son las dudas y la falta de fe la que hace que vivamos más en el miedo que en el amor.
Si lees este artículo, ya sabes que es tu señal para que empieces desde hoy a aumentar tu fe. A creer en ti, a creer en la vida y en tu dios interno. A vivir en el amor y a dejar de ver con tus ojos, para empezar a ver lo que todavía no eres capaz de percibir.